Estamos atravesando por tiempos sin precedentes que marcarán un antes y un después en todos los ámbitos de nuestras vidas. Nos toca adaptarnos a una nueva realidad económica y social, tanto a nivel particular como gubernamental. Las reglas del juego también han cambiado en cuanto a la gestión presupuestaria estatal. No queda otra opción que acostumbrarnos a la nueva era de altos niveles de endeudamiento público y bajos tipos de interés.

Sencillamente, no hay margen en ningún presupuesto estatal, a nivel internacional, incluyendo a República Dominicana, para aumentar el gasto público sin recurrir a financiación adicional. Y cuando me refiero a gasto público, pues hago hincapié en aumentar el presupuesto del sector salud y otros segmentos clave de la economía dominicana. He visto muchos análisis de expertos que entendiblemente muestran su preocupación por el sustancial aumento de la deuda pública dominicana.

Por otro lado, creo que sería fiscalmente irresponsable racionalizar el presupuesto gubernamental, lo que reduciría los recursos necesarios para continuar combatiendo los efectos nocivos de esta crisis. Es decir, evidentemente el 2020 no es el año indicado para que las autoridades introduzcan un nuevo pacto fiscal.

Creo que es un momento oportuno para que el gobierno dominicano realice emisiones de bonos soberanos en los mercados internacionales de capital. Nuestro riesgo país ha caído de forma marcada desde su punto más alto en marzo de este año, cuando se situó en 8.81%, hasta colocarse en 4.76% el 20 de agosto. Esto ultimo, obedece a los sólidos fundamentos macroeconómicos de República Dominicana durante más de 10 años, combinado con los bajos rendimientos que actualmente están generando los bonos del Tesoro estadounidense.

Entiendo que sería estratégico que el MH coloque deuda tanto en dólares como en pesos. Comprensiblemente, las reservas internacionales del Banco Central han bajado desde unos US$10,400.00 (enero 2020), hasta US$6,990.00 (julio 2020) debido a sus intervenciones oportunas en el mercado cambiario. Dicho esto, la emisión de títulos valores en dólares aumentaría las reservas internacionales, lo que generaría aún mayor confianza en la tasa de cambio. Y también, los recursos se usarían para minimizar el impacto negativo del Covid-19 en el país. La emisión en pesos ayudaría a diversificar la deuda externa, y prácticamente eliminaría el riesgo cambiario.

Los bajos tipos de interés han sido la norma a nivel internacional desde la gran crisis financiera del 2008 hasta el presente. Las políticas monetarias laxas y la deuda pública van de la mano, y realmente es la única alternativa en estos momentos para reactivar la economía.

En fin, dada la situación adversa en la que nos encontramos, los altos niveles de endeudamiento público y bajos tipos interés no deberían de sorprender a nadie.

(El Dinero / Javier Trullols)

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