“Las estadísticas de uso eran muy bajas, por lo que parecía un desperdicio. Por el lado positivo, incluiremos más adaptadores de enchufe con el kit de conector móvil”, dijo el empresario en su cuenta de Twitter.
Esta decisión generó mucha polémica entre sus seguidores y usuarios de la compañía automotriz, pues implica que quienes quieran un vehículo de la marca deberán considerar comprar un cable de carga.
Cabe mencionar que a diferencia de Apple, este cable no es indispensable para los usuarios de Tesla e incluso muchos de ellos ni siquiera lo utilizan, pues la mayoría conectan sus vehículos a las estaciones Supercarga Tesla de alta potencia.
Otra forma en que los dueños de uno de estos automóviles tienen para cargarlos es a través de su cargador de pared, el cual siempre se ha vendido por separado y cuesta 495 dólares. Este método permite cargar la batería por completo a lo largo de la noche.
Sin embargo, los cables de carga portátiles pueden ser útiles para algunos propietarios que viajan a lugares distantes o no tienen una estación de carga cercana. Ante las críticas por parte de los usuarios, Musk mencionó que la empresa bajará el precio de los cables de carga de 400 dólares a 200 dólares.
Si bien no se conoce la cifra de cuánto cuesta producir cada cargador, esta estrategia también busca reducir el coste de producción de la empresa, misma que en 2021 vendió casi un millón de unidades.