Muchos de pequeño ansiábamos manejar un automóvil, e idealmente uno lujoso o de carrera. Mientras más bonito el carro, mejor, y por lo tanto, más ganas tendrá uno como niño de conducirlo. Por algo uno de los juguetes favoritos de varios en la niñez, eran los autos de juguetes, llegando algunos a tener una colección de ellos por lo mucho que les gustaban. Pero un niño de 11 años, de iniciales P.J., tuvo que cumplir su anhelo de conducir un automóvil, en una compleja situación, cuando su abuela estaba luchando contra una enfermedad y él tenía que transportarla hacia el hospital.
Y es que cuando Angela Brewer-Laye, se encontraba caminando en su vecindario en Indianápolis junto a su nieto, a pocos kilómetros de su casa, empezó a sentirse enferma. Se encontraba con mareos, debilitamiento e incapaz de ver con claridad, por lo que estando en aquel estado, se apoyó en una señal de tráfico mientras su visión borrosa se agudizaba. Para que en el momento de volver abrir sus ojos, ver a su automóvil acercándose a ella y a su nieto P.J. conduciéndolo.
“Estaba apoyada contra la señal de alto y, de repente, miro a mi derecha y veo mi coche, mi Mercedes-Benz que viene hacia mí. Simplemente de una manera fácil y tranquila, venía hacia mí (…) Miré en el coche. Era él, era P.J. (…) Este niño tiene sólo 11 años y conduce como un profesional (…) Siempre monta en su vehículo de cuatro ruedas, en un kart o en su moto de cross mientras yo trato de hacer un poco de ejercicio (…) Me llevó a casa y se detuvo en el camino de entrada. Y cuando digo que se detuvo en el camino de entrada con tanta precisión, porque mi camino de entrada es un poco estrecho… No subió a la acera, en la hierba, nada. Se detuvo en el camino de entrada, en el garaje y me ayudó a salir del auto” – dijo Angela Brewer-Laye a 11Alive.
Actualmente, este heroico niño tiene 12 años, los que acaba de cumplir, poco después de este incidente donde mostró una valentía y serenidad poco habitualen un pequeño de su edad. A pesar de ser su primera vez conduciendo un auto en una carretera, previamente ya había estado al volante de varios automóviles, cuando su abuelo le pedía que estacionara sus autos en el camino de la entrada o en el patio, estando en todo momento bajo su estrecha vigilancia.
De hecho al momento en que P.J. fue a buscar el automóvil para rescatar a su abuela, habían varios otros. Siendo el Mercedes-Benz el de mayor precio. Ante lo que salió Angela a defenderlo, diciendo que era el vehículo más fácil de alcanzar para él en ese momento y que como todo niño se pudo sentir atraído por el auto más bonito. “Es un niño muy especial y no pide nada a cambio”, dijo orgullosa su abuela.
(Upsocl)