Comenzó pacíficamente y terminó como el rosario de la aurora. Once policías resultaron heridos y 28 civiles fueron detenidos el lunes en San José, la capital de Costa Rica, durante una protesta multitudinaria frente a la Casa Presidencial contra eventuales nuevos impuestos.

Los agentes estaban protegiendo el edificio y cayó sobre ellos una lluvia de piedras y adoquines.

En un tuit, el presidente, Carlos Alvarado, ha condenado el «ataque brutal y homicida» que sufrieron los policías, y ha prometido que caerá sobre los responsables todo el peso de la ley.

Por lo pronto, uno de los detenidos será acusado de intento de homicidio tras ser filmado golpeando a un agente en la cabeza con un palo.

La crispación social se ha disparado en Costa Rica a raíz de unas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para la concesión de un préstamo multimillonario que conllevaban una subida de impuestos.

Aunque el Alvarado renunció hace más de una semana al pacto debido a la falta de apoyos parlamentarios, el llamado «Movimiento Rescate Nacional» ha continuado con la protestas, que tienen como telón de fondo la terrible crisis económica que acompaña a la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.

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