Sin confianza nos encontraríamos en estado de alerta de manera permanente, con la idea de que siempre estaría a punto de pasar algo. Por eso, cuando se trabaja en grupo, las propuestas de dinámicas de confianza no deben obviarse, ya que sentir bienestar y comodidad con las otras personas es crucial.

La confianza no solo permite crear un espacio agradable y de seguridad, sino que también aporta mayor fluidez a las interacciones personales. Para comprender su importancia, pensemos cómo somos y cómo está el cuerpo cuando nos encontramos en un entorno desconocido.

De seguro la imagen que se nos viene es la del cuerpo tenso y la mente preocupada. Ahora bien, pensemos cómo cambia eso cuando llegamos a un lugar o cuando estamos con una persona que sentimos como conocidos. La sensación será la opuesta.

Además, no es algo que se da o que se gana de un día para el otro: la confianza requiere tiempo y acercamientos graduales. En definitiva, se construye. Para esto, las propuestas de dinámicas de confianza pueden funcionar como un buen punto de partida.

Dinámicas de confianza para todas las edades

Las dinámicas de confianza se pueden trabajar tanto con niños y niñas como con adolescentes, ya que tienen un componente lúdico que permite que todos estén entretenidos, al mismo tiempo que comprometidos por un objetivo en común.

En todas las dinámicas debe estar presente un moderador, cuyo rol central tiene que ver con dar las instrucciones a quienes participan y monitorear que todo se desarrolle con tranquilidad y según lo planteado. Por eso, debe estar atento y servir como ejemplo en sus actitudes y comportamientos, teniendo en cuenta que también se están trabajando otras habilidades socioemocionales.

1. Equilibrio entre dos

Una dinámica para fortalecer la confianza entre los miembros de un grupo es la del equilibrio. Para empezar la actividad, lo que se necesita es trabajar en pareja en un espacio amplio. No se requieren otro tipo de materiales.

La consigna consiste en reunirse de a dos, a lo que el moderador del juego deberá estar atento para que las parejas sean disparejas, es decir, que no compartan características físicas o corporales similares.

Las parejas deben ubicarse de frente, mirándose, con las puntas de los pies tocándose. También deben agarrarse de las manos.

Una vez que estén todos en esta posición, la persona que modere deberá dar una señal y las parejas empezarán a tirarse hacia atrás, como dejándose caer, pero protegidas por su compañero.

Lo esperable es que las primeras reacciones sean de inseguridad y algo de temor, pero luego se sentirán más relajados. En ese momento, quien modera puede añadir alguna dificultad al juego, como indicar algunos movimientos de giros o hacer sentadillas.

La actividad puede finalizar en el tiempo pactado o bien después de los desafíos adicionales propuestos.

2. El viento y el árbol

Esta dinámica de confianza es una adaptación de la anterior. Como material adicional se requiere un pañuelo o venda para los ojos y la ubicación propicia es un espacio abierto y amplio.

Los participantes deben disponerse en un círculo. En el centro, una sola persona voluntaria será la que lleve los ojos vendados y deje su cuerpo relajado y flexible.

Cuando se dé la orden, el grupo empezará a empujar y mover de un lado para el otro a la persona del centro, como si estuviera pasándosela a otro compañero que la reciba. Después de un par de veces que se repiten los movimientos se puede invitar a otro voluntario a ocupar el lugar del centro.

La duración depende de si todos quieren ser el centro. Caso contrario, la dinámica se puede desarrollar entre unos 15 a 20 minutos.

3. El lazarillo o ser guía en una carrera de obstáculos

Otra de las dinámicas de confianza para grupos puede realizarse en parejas en un espacio amplio. Se requiere disponer de objetos de forma irregular, con un punto de partida y otro de llegada.

Uno de los miembros debe estar con los ojos vendados, mientras que el otro será quien lo guíe con indicaciones para que llegue sano y salvo al final del circuito.

De este modo, quien tiene los ojos vendados recibirá instrucciones del tipo “camina a la derecha, salta el aro, avanza dos pasos a la izquierda”, según el modo en que se hayan dispuesto los elementos. Puede haber aros, conos y sogas.

El tiempo estimado de la actividad depende del diseño del circuito. Cada miembro de la pareja debe ocupar el rol de guía y de quien se deja guiar. No importa cuánto tome completar el trayecto, sino el hecho de llegar bien y de sentirse con confianza mientras se avanza.

Cada una de las dinámicas propuestas refuerzan la confianza grupal. El objetivo del juego, al ser compartido, solo puede lograrse con la implicación de todos, por lo que permite valorar la importancia del trabajo en equipo.

4. Abanico de elogios

La confianza también se puede trabajar en relación a uno mismo para aprender a valorar los aspectos positivos personales. Para esta actividad, lo ideal es que haya al menos un mínimo de 6 participantes y en un espacio amplio para que puedan ubicarse en círculo.

Se trata de una dinámica que requiere de un conocimiento previo del grupo. Los materiales necesarios son papeles y algún elemento para escribir, como bolígrafo o lápices.

Para empezar se reparte a cada participante un papel y un lápiz y se les pide que anoten su nombre. Cuando hayan concluido, se da la señal y se solicita que pasen el papel a la persona que está a la izquierda.

Quien modera indica que cada uno deberá escribir algo positivo o algo que le guste del nombre que está escrito en el papel, aclarando que no están permitidos comentarios o palabras desubicadas o inoportunas.

Cuando todos los participantes hayan escrito algo sobre cada uno de los miembros del grupo, el moderador puede empezar a leer el papel o también solicitar a algún voluntario que lo haga. Si los participantes aceptan se puede profundizar un poco más sobre lo escrito.

De este modo, la actividad apunta a la confianza en uno mismo a partir de lo que los demás ven de nosotros y al fortalecimiento de la autoestima.

Una variante es colocar los papeles en una caja y que cada persona saque uno al azar. A partir de ahí se empiezan a intercambiar los papeles.

Los ambientes laborales se benefician de las dinámicas de confianza para crear equipos laborales con mayor productividad.

 

5. Dime lo que dibujas

Una última dinámica para trabajar la confianza y el trabajo en equipo consiste en separar al grupo en parejas y darles lápiz y papel. La consigna es que uno de los miembros de la pareja debe empezar haciendo un dibujo, procurando que su compañero no vea de qué se trata. Tendrá unos minutos.

Cuando todos hayan terminado, el moderador dará la señal y quien realizó el dibujo debe darle pistas a su compañero para que dibuje lo mismo. Al tener que ofrecer distintas explicaciones, este juego permite desarrollar y fortalecer habilidades de expresión y comunicación.

El juego finaliza una vez que ambos miembros hayan creado su propio dibujo y haya sido adivinado.

Compartir las emociones como objetivo de las dinámicas de confianza

Al finalizar el día de actividades con las dinámicas de confianza es importante que niños, niñas, adolescentes y adultos tengan la oportunidad de realizar una evaluación acerca de cómo se sintieron, qué fue lo que más les gustó y qué no les convenció tanto. Así se brinda un espacio para la expresión y gestión de las emociones.

La persona que tenga el rol de moderador será quien invite a los participantes a formar un círculo y contar sus experiencias. Es importante también que contextualice las actividades, dando cuenta de la importancia de la confianza y de las buenas relaciones interpersonales en los grupos.

De este modo, se crea un clima en el que es posible sentirse seguro al compartir las propias vivencias y se fomenta el respeto por la escucha.

(Mejor con salud)

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