En condiciones económicas estables o cuando no se requiere que una persona, familia, empresa, gobierno nacional o local se endeuden por el solo hecho de endeudarse, pagar servicio de una deuda o si se invierte en proyectos no factibles financieramente, es lógico que se llame la atención o se critique por una deuda innecesaria o improductiva.

Tal el caso de los recientes gobiernos anteriores que tuvieron la oportunidad de gestionar el Estado en condiciones favorables económica y financieramente pero por su interés solo de mantenerse en el poder a como diera lugar financiaban nóminas parasitarias, gastos excesivos de combustibles, publicidad, clientelismo político, entre otras aberraciones de una mala administración de la cosa pública, tal como acostumbró al país el recién pasado gobierno.

Se sabe que pudieron evitar endeudar la nación dominicana por  encima del umbral establecido por el Fondo Monetario Internacional, pero de nada valieron las recomendaciones, asesorías o consejos para que no lo hicieran ya que financieramente no se justificaba pero desoyeron las tantas voces que se levantaron en contra de continuar endeudando las venideras generaciones.

Realmente no tuvieron consideración de ningún tipo pues de forma insensible la deuda se convertía en todo una bola de nieve que bajando de la cima esta alcanzó un mayor grosor.

Hoy los tiempos y condiciones son otras pues la situación económica y financiera creada por una crisis de salubridad debido al Covid-19 amerita que el país como lo hacen las demás naciones se endeude de forma acelerada.

Esto así, por las bajas recaudaciones que día tras día el erario soporta. Es triste registrar el bajo ingreso de un día por concepto de cobro de impuestos, gravámenes y cobros por servicios o ingresos de capital que se generan desde que la pandemia hizo su entrada exitosamente contra los sectores productivos de la nación, empleo, inversiones, exportaciones, entre otros.

Ante esta situación de calamidad financiera y económica donde prevalece la baja producción, bajo consumo interno y externo, desempleo, crisis en el sector turístico y la gran demanda de más recursos para el sector salud es incorrecto criticar que el país se endeude continuamente ya que no hay forma de suplir los ingresos que se captarán a través de  recaudaciones, transferencias y donaciones que con regularidad las arcas del Estado recibían periódicamente.

De manera que ningún país debido a la pandemia que hoy  afecta a todo el mundo puede renunciar a ninguna de las fuentes que ofrecen financiamiento a sus déficits fiscales, balanza de pagos y cuentas corrientes mediante préstamos, emisiones de bonos o deuda soberana.

Recientemente el laureado premio nobel de economía señor Paul Krugman expresa en uno de sus tantos artículos interesantes que es menester dejar de preocuparse por la deuda.

El señor Krugman citando a Olivier Blanchard, eminente ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, parafrasea una de las expresiones de Olivier al hablar de: “cambio en el paradigma fiscal”.

El nuevo paradigma da a entender que la deuda pública no es gran problema y que lo verdaderamente responsable es que el Estado se endeude para los fines adecuados.

Krugman agrega: “era un temor el que Grecia alcanzara un endeudamiento fuera de lo común pero hasta el Banco Central Europeo llegó a decir en su momento que si fuese necesario financia a todos los países con falta de liquidez, no obstante los altos intereses que debían pagar los prestatarios, pero el mundo ha cambiado y con este los tipos de interés han bajado y que todo indica que se mantendrán bajos por muchos años”.

En ese sentido, expone que los tipos de interés del tesoro en el año 1990 rondaban el 4% y hoy se encuentran por debajo del 1% y en algunos momentos éstos han sido negativos.

Asimismo el señor Krugman expresa que: “en consecuencia, la carga de la deuda —que siempre se ha exagerado y que en todo caso se ha tergiversado— no es lo que era antes.

Una idea de hasta qué punto han cambiado las cosas según Krugman es que en vísperas de la pandemia, la deuda federal como porcentaje del PIB duplica el nivel alcanzado en 2000. Pero los pagos de intereses como porcentaje del PIB bajaron de hecho”.

El presidente de la República Dominicana Luis Rodolfo Abinader Corona, hombre de excelentes intenciones y buena fe ya probadas a favor de todos los dominicanos que a pesar de las limitaciones que hoy enfrenta su programa de gobierno por la falta de recursos para llevar a feliz término las obras contentivas en el mismo no deja un momento de imprimirles dinamismo.

Así que el señor presidente no se amilana y en su cruzada de estimular la economía no escatima esfuerzos en poner en marcha una serie de obras e incentiva acciones a favor del sector turismo entre otros sectores de la vida económica del país para su reactivación.

Todos los proyectos, planes y programas requieren de apoyo financiero sino por el contrario se quedan en simples enunciados así que ante las limitaciones de liquidez internas las actuales autoridades eficientes y efectivas no dejan de agenciarse de los recursos necesarios para continuar ayudando a la población más vulnerable y sin empleo así como para llevar a cabo las obras prometidas a todos los dominicanos dejando a un lado las críticas mal infundadas que se enfocan en que los proyectos no se ejecuten y por ende que fracase el gobierno.

Así que donde aparezcan los recursos financieros las autoridades han de buscarlos para apoyar el Presupuesto General del Estado.

Más aún, el país ha logrado mantener su  calificación de riesgo en BB-/B. Tal lo hizo saber recientemente el ministro de Hacienda, Jochi Vicente, quien expresó que: “con la ratificación de la agencia calificadora de riesgo, Standard and Poor Global, la nación dominicana se convierte en el segundo país de la región que a pesar de perspectivas negativas ante el Covid-19 mantiene su calificación”.

De manera que con la confianza en transparencia, eficiencia, efectividad en el manejo del aparato estatal que exhiben las nuevas autoridades gubernamentales dominicanas en el ámbito nacional e internacional es un indicador inequívoco que garantiza la captación de recursos frescos que requiere el país en estos acuciantes momentos por los que atraviesa la humanidad y que en la actualidad se abre un haz de luz con el desarrollo de los antídotos que pondrán fin o paliar la grave crisis de salubridad, social y economía que hoy se vive.

Por: Felix Santana García // felix.felixsantana.santanagarc@gmial.com

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