Su llanto desesperado, quizá por hambre, sale a unísono de la estrecha y vieja casa donde viven hace un mes y 24 días y su grito se escucha a gran distancia, debajo de las ramas de cacao, plátano, mango y coco en el inhóspito lugar donde les tocó nacer.
Son tres: Noel Alexander, Gael Alexander y Alexis Gael Vizcaino Contreras, los tres hermanos que nacieron al mismo tiempo y que la extrema pobreza les dio la bienvenida.
Hijos de Hilda Contreras, de 26 años, y de Germán Vizcaíno de 27;. Ella ama de casa y el agricultor, son el completivo de una familia a la que también pertenece otro miembro de siete años fruto de una relación anterior de ella.
Su inocencia no hace sospechar el mundo al que vinieron, ni el ambiente de miseria en que viven, donde se camina descalzo, se come lo que aparece y la vida se retrasa, pero tienen suerte de contar con padres que los aman y quieren lo mejor para ellos.
Los tres son idénticos y hasta ahora solo la madre sabe quién es quién y los llama por su nombre: instintos materno. Con la poca ropa que le han regalado trata de vestirlos iguales, pero no siempre es posible, pero sí parecen estar bien cuidados.
El nacimiento de los trillizos ha llamado la atención de pobladores de varias comunidades del Distrito Municipal Mamá Tingó, en la provincia Monte Plata, sobre todo por el apartado lugar donde viven conocido como “Cli”, de la localidad El Naranjo. Llegar allí es una odisea, solo vehículos con tracción en las cuatro ruedas pueden llegar si no ha llovido.
Para llegar hay que dejar los vehículos a un lado del río Guanuma y cruzar, con zapatos en manos, porque no existe puente. Luego caminar por la resbaladiza montaña de tierra rojiza hasta llegar a una comunidad donde, a primera vista, abunda la miseria.
Allí están los cuerpecitos de los trillizos noticia, todos vestidos del mismo color y acostados en un “corral” que alguien les regaló. En sus brazos, manos, piernas y barriguitas se observan erupciones en la piel producto de algún contaminante, quizás es eso que les hace llorar tanto o tal vez hambre, porque es poco lo que sus padres les pueden dar.
Hace poco más de un año que Hilda y Germán viven en esa casita de tabla de palma, donde “llueve adentro y acampa afuera”, con un mueble de palito, un taburete tapizado y una tinaja donde almacenan el agua para tomar, porque no tienen nevera ni otros electrodomésticos. Eso sí, aquí la fe nunca falta y al entrar a la humilde vivienda un letrero da la bienvenida que reza: “Jehova Te Amo”.
Cuenta Hilda que se prepararon para dos hijos, porque así lo decía la sonografía, pero la sorpresa fue grande cuanto al hacerle la cesárea el 24 de julio de este año, el regalo fueron tres hermanitos. Al principio tuvo miedo, pero luego fue aceptando la realidad de los tres hijos, a los que dedica su vida junto a su primogénito.
¡No ha sido fácil! Cuidar tres niños, dice. La situación se le torna desesperante cuando en la madrugada todos lloran al mismo tiempo y tiene que alternar sus dos senos para calmarle el hambre, mientras el padre pasea al tercero por la estrechez de la vivienda a la espera de un turno para que la madre lo amamante.
Sus limitaciones económicas son evidentes y no siempre cuentan con recursos para comprarle leche de fórmula a los niños, a ella eso le preocupa.
“El trabajo que mi esposo hace es agricultura y no estamos haciendo nada ahora mismo, la leche que le doy es el seno y de lata, pero a veces no tengo para comprarla. Eso que ellos tienen en la piel, la doctora me dijo que es de la mata, de donde caen algunos pajaritos, hace como tres semanas que están así”, dice.
Han buscado ayuda, pero muy poca la recibida, excepto lo poco que pueden hacer familiares y vecinos pobres como ellos. Dentro de sus necesidades están una vivienda digna, porque donde viven se la prestaron y todo lo que se necesita en una casa porque es muy poco lo que tienen.
Germán el padre, es un hombre de poco hablar, al igual que Hilda, y vez el nacimiento de sus tres hijos como una bendición. Ambos padres son evangélicos y confían en que Dios que le ayudará para ver sus hijos crecer.
“¿Tres hijos de un golpe?, no pasaba por mi mente, pero ha sido una bendición de Dios, aunque tenemos muchas necesidades”, expresa.
Lo que más le preocupa es la manutención de los cuatro niños y la falta de una vivienda porque, dice, que en cualquier momento le piden donde vive y no sabe qué hará porque no tiene trabajo para alquilar otra.
Y apela al presidente de la República, Luis Abinader, y a su esposa Raquel Arbaje para que le ayuden;, piden que vean sus condiciones económicas y de vida, para que le auxilien sobre todo con la alimentación de la familia.
Leonildo de los Santos, es el periodista que publicó la situación por primera vez del nacimiento de los trillizos. Cuenta que la noticia ha llamado la atención de muchos lugareños que no habían visto un acontecimiento como ese en esa demarcación.
Califica de penoso que haya seres humanos que vivan en las condiciones de esa pareja y de sus vecinos que también viven en condiciones infrahumana, con carencias permanentes.
“Yo me enteré por una informaron de una vecina que envió una foto de los trillizos. Es de los primeros casos de trillizos que se conocen en esta zona”.
También ve a los trillizos como una bendición de Dios, pero entiende que necesitan la mano solidaria de toda persona de buen corazón que quiera aportar a esta causa.
(DL)