os Lakers y LeBron James tienen una cita con la historia y como buenos galanes salidos de Hollywood no quieren llegar más tarde de lo necesario a recoger el anillo que tanto ansían. Por eso, los angelinos han apretado el acelerador desde el inicio de las Finales de la NBA y en el primer partido pasaron por encima (116-98) de unos Miami Heat a los que el peso de la historia les cayó como una losa de realidad.

Y eso que la muchachada de Spoelstra salieron con la misma osadía que les ha permitido plantarse en la Final tras eliminar a equipos de mayor peso como los Bucks o los Celtics. Con una defensa sin complejos ante Davis y LeBron y con un ataque acelerado y acertado de la mano de Jae Crowder y un estelar Jimmy Butler, los chicos de South Beach parecían tomarle la medida a una cita de esta envergadura y a un equipo con el peso de los Lakers. Un parcial inicial de 10-23 (min. 7) a favor de los Heat no hacía presagiar lo que vendría después.

Frank Vogel se vio obligado a pedir un tiempo muerto y a recurrir a ‘Playoff’ Rondo para dirigir las operaciones en un ataque hasta entonces espeso y sin ideas. El base dio otro aire a los Lakers y junto a Caldwell-Pope comenzó el despertar angelino. Rondo asistía y sus compañeros aprovechaban para dar un auténtico recital desde el triple con 11 aciertos desde más allá del arco de los 17 tiros que intentaron. El mundo al revés de lo que se esperaba en la previa, cuando se hablaba del tiro exterior de Miami y del juego interior de los Lakers.

Con la mano tonta y el punto de mira afinado los angelinos transformaron el partido y lo llevaron a su terreno con un auténtico recital liderado por Anthony Davis, que dio completamente la vuelta al choque en un segundo acto en el que los Heat apenas comparecieron en el parquet. Para colmo de males, dos de las figuras del equipo de Miami hacían saltar las alarmas: Butler con un tobillo torcido al entrar a canasta y un Dragic con molestias en el pie izquierdo que no volvería a entrar en el partido.

Una ausencia que los Heat notaron. Y mucho. Spoelstra tuvo que recurrir a Herro, que no tenía su día de cara al aro rival, y a un Duncan Robinson que va a tener pesadillas con un monstruo llamado LeBron. El alero rozó el triple-doble (25+13+9) y aprovechó su superioridad física para comandar el ataque de su equipo, mientras que nutría de balones a Davis (34+9) para que éste lanzara definitivamente a su equipo, que pasó del 18-28 en el primer cuarto a un aplastante 89-59 que ponía fin al choque cuando todavía quedaban más de 16 minutos por jugar. Y si al resultado, al 1 de 10 en triples, al 44-27 en los rebotes le sumas también la baja de Adebayo, el panorama para los Heat se teñía de un gris muy oscuro.

Sólo el orgullo de Olynyk y de Kendrick Nunn puso algo de picante en el último parcial. El base, segundo en la votación para Rookie del Año, aprovechó los minutos en pista para saldar cuentas pendientes con un Spoelstra que le había condenado al ostracismo en la burbuja. Nunn quiso demostrar que sigue siendo válido para los Heat como lo fue al comienzo de la temporada y puso a los suyos a 20 en un espejismo que los angelinos no dejaron que fuera a más para poner de forma contundente el 1-0 a su favor en estas Finales que no son normales.

(Marca)

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